La fortaleza fue una instalación del Ejército español, aunque posteriormente fue cedida al ayuntamiento de la ciudad, quien la gestiona actualmente.
Fue dotado de artillería con un número no inferior a los 120 cañones.
En 1843, el general Prim ordenó un nuevo bombardeo de la ciudad.
El juicio que siguió a las detenciones, conocido como proceso de Montjuic, se hizo famoso por su dureza y las torturas que se realizaron.
En el castillo se encerró también a los detenidos durante la Semana Trágica; aquí fue fusilado Francisco Ferrer Guardia.
[2] En este lugar fue emplazado tras la guerra un Monumento a los caídos en memoria de los fusilados.
Hasta 1960, año en que fue cedido a la ciudad, el castillo sirvió como prisión militar.