Está mencionado desde el 837, y era clave en el control de las comunicaciones por la Sierra de San Gervasio.
Los castellanos de Miralles adoptaron este apellido, y emparentaron con los Vilamur y los mismos Condes de Pallars Sobirá.
Quedan algunos restos del castillo, como los fragmentos de muros de la torre cuadrada y algunas paredes del recinto exterior de la fortificación, que se adapta al relieve del lugar.
Los sillares son pequeños, de piedra caliza, procedente de la misma montaña donde se erguía este castillo.
Se puede datar esta construcción en el siglo XI.