Castillo de Mataplana

Así lo decía el libro Montgrony entre historia y leyenda,[3]​ donde se fotografían los supuestos restos del castillo junto a la masía de Mataplana.Era, sin embargo, una creencia infundada, ya que la situación no respondía a ningún lugar elevado, visible desde lejos, dominando el paisaje, con toda la simbología de poder.Desde este lugar se podía contemplar todo el valle a cierta altura y el camino serpenteante que iba por el lado de la ribera.Era una capilla pequeña, probablemente con cubierta de losas en ambas vertientes, y sin ábside diferenciado.Esta torre tenía una puerta, con un buen arco de descarga, situada en el muro oriental.La segunda planta de la torre, que describió Ramón Vidal de Besalú en su poesía So fo el temps c'om era jays, se había derrumbado totalmente, aunque es posible adivinar que debía estar cubierta por un techo envigado.Más tardíamente, tal vez ya en la primera mitad del siglo XIV, hay que situar la escalera de piedra sin barandilla que permitía subir desde el patio en la planta noble, situada en el segundo piso de la torre.
Restos del Castillo y la iglesia de San Juan al fondo.