Debe su nombre a que fue concebido por el hijo del expresidente José Manuel Marroquín al arquitecto francés Gastón LeLarge.
Cuando la familia Marroquín decidió vender la construcción, los nuevos compradores no pudieron habitarla.
En 1952 fue comprado por el médico cirujano y escritor Roberto Restrepo, quien lo restauró completamente.
El castillo fue comprado por Juan Diego Silva medina y este lo restauró a su estado original.
[1] Restaurado por el arquitecto Francisco Restrepo, es hoy patrimonio cultural y se rentabilizó alquilándolo como un importante centro de eventos y convenciones de Bogotá.