Cabe mencionar que durante toda su vida, Corral se había caracterizado por ser un demócrata liberal pero de origen popular que nunca dejó de estar en contacto con los artesanos, de los que se convirtió en su principal líder y caudillo, teniendo también directa participación en las organizaciones obreras de la época y exponiendo a la vez algunas ideas radicales para su tiempo.
[2] En 1862 se realizaron elecciones presidenciales en Bolivia, donde José María Achá salió ganador y en segundo lugar quedó el general de ejército Gregorio Pérez quién rechazó aceptar su derrota y acusó al gobierno de fraude electoral.
Después de la derrota, Casimiro Corral fue proscrito y exiliado al Perú.
Pero el tenebroso y temible Melgarejo aún todavía tenía cierta simpatía hacía Corral y le ofreció el alto cargo diplomático de Embajador de Bolivia en Ecuador concurrente también ante Venezuela y Colombia a mediados del año 1868.
[2][3] En 1869, Casimiro Corral ingresó clandestinamente al Perú y desde ese país comenzó a conspirar contra Melgarejo, empezando a tomar contactos secretos con el general Agustín Morales Hernández, quien ya planificaba el derrocamiento del gobierno melgarejista.