Casa de los Abarca (Salamanca)

Fue edificado en el siglo XVI para Fernán Álvarez Abarca, médico de los Reyes Católicos.En definitiva, siguiendo a José M.ª Monsalvo (1997) “Las torres, Palacios y casas fuertes que los caballeros salmantinos construyeron en Salamanca, aunque relacionadas también con disputas y banderías fueron sobre todo indicadores de prestigio de una casta triunfadora urbana…”.En la fachada contigua a la torre se abre una puerta adintelada enmarcada por un alfiz, cuyos extremos se rematan con escudetes que contienen una flor de lis en un caso y en el otro, dos abarcas, alfiz que a su vez acoge los escudos nobiliarios de Los Alcaraz-Abarca.Estas ventanas centrales están profusamente decoradas en las jambas, ambas enmarcadas por pilastras cuyas líneas potencian el sentido ascensional reminiscencia del arte gótico.La puerta que comunicaba el patio con la entrada de la calle estaba desalineada (característica propiamente mudéjar).Esta planta conecta con la galería superior, mediante una gran escalera de tipo claustral con tres tramos restaurada a finales del siglo XV.Está situada a un costado del patio, sustentada mediante dos arcos arbotantes, siendo la escalera principal de la casa por la que acceden los dueños al piso superior, existiendo otros accesos que eran utilizados por la servidumbre La segunda galería se diferencia de la primera en que la superficie inferior del arco está más marcada y las barandillas son macizas.Su decoración debía de reflejar la opulencia que afirmaba su posición social, pero también se valoraba la estética, se decoraba en base a tapices, frescos, muebles y otro tipo de objetos que no siempre tenían una utilidad práctica.Las habitaciones privadas, cámaras y recámaras, estaban en la parte trasera que preservaba la intimidad de los nobles, estando decoradas probablemente con ricos tapices bordados y muebles lujosos; al lado de estas estancias había un baño.[10]​ La casa se complementa con una cocina, tres chimeneas, despensas, una bodega, un jardín y un pozo que está protegido por un brocal y que hoy en día sigue activo a pesar de su cierre por motivos de seguridad.Para ello, construyeron las ya mencionadas caballerizas, por donde el médico de la reina entraba desde la Calle Traviesa.Tras la aprobación del proyecto de Restauración y acondicionamiento, este fue llevado a cabo por el arquitecto García Lozano, quien se encontró la obra con un estado deplorable, lo que suponía un peligro inminente para los trabajadores, debido al riesgo de desplome.En julio de ese mismo año, esta comisión solicitó al Ayuntamiento un edificio para albergar el museo y la biblioteca.Este proceso no resolvió las críticas ni las quejas previas de la ciudadanía, pero formalizó la administración del museo bajo nuevas directrices, aunque las acciones pasadas quedaron en gran medida sin respuesta.Entre estos miembros destacó Modesto Falcón Ozcoide, nombrado conservador del museo en 1866 y profesor de Derecho en la Universidad.En 1867, la Comisión Provincial de Monumentos decidió rescatar esta escultura, solicitando al Ayuntamiento permiso para proceder.Como ocurrió con otros museos de la época, la primera sede del Museo Provincial en el Colegio de San Bartolomé resultó temporal: el edificio pronto fue solicitado para ser sede del Gobierno Civil.Así, el museo fue trasladado al convento de San Esteban, donde, poco después, los dominicos volvieron a instalarse, lo que obligó a una convivencia ajustada entre los espacios del museo y las actividades de la orden.En 1877, Falcón fue reemplazado por el historiador local Manuel Villar y Macías, en una etapa donde la comisión había desarrollado ya una dinámica estable.La comisión solicitó entonces que los cuadros fueran depositados en el Museo Provincial, a lo que Unamuno respondió de manera cortante, menospreciando tanto esas obras como las colecciones del museo y a la propia comisión.En respuesta, la comisión le contestó en un tono igualmente formal pero punzante, en un intercambio que reflejó las tensiones de la época.En 1909, se iniciaron gestiones para obtener depósitos de obras desde el Museo de Arte Moderno, un proceso que culminó en 1927, y la Diputación Provincial también donó obras al museo, como las entregadas por estudiantes becados en Roma.Esta contribución permitió establecer formalmente las tres principales secciones del museo: Bellas Artes, Etnología y Arqueología.Estas remodelaciones implicaron el fin de los talleres artísticos dentro del museo, los cuales habían sido un espacio para destacados artistas salmantinos como Habrido del Rey, González Ubierna, Soriano Montagut, y González Macías.Tras la jubilación de Santonja en 2003, Rosario Pérez Martín asumió la dirección, seguida por Alberto Bescós Corral en 2006.A través de sus armas, se trazan conexiones con otras familias y las influencias que han moldeado su legado.En esta casa no se encuentran maineles recrucetados góticos en las ventanas, y los antepechos presentan un estilo renacentista.Nuevas referencias sobre este matrimonio, que donó esta joya arquitectónica a Salamanca, se encuentran en los registros del convento de San Agustín.“En campo dorado, una cadena de plata en banda, con dos abarcas del mismo metal por encima y por debajo”.En la parte inferior del escudo aparecen el yugo y las flechas, símbolos característicos de estos reyes.