El conjunto, casa principal y anejos, constituye uno de los pocos ejemplos de arquitectura palaciega del siglo XVI en este medio, donde se han abandonado las antiguas maneras, y aparecen nuevos esquemas en planta, nuevos temas de composición y fábricas rejuvenecidas por el manierismo y las técnicas depuradas de su construcción, todo ellos junto a elementos clasicistas.
Durante el siglo XVIII, la casa sufre otra intervención producto de la cual son los grandes huecos que se abren en la fachada principal e interior, cegándose otros y colocando sobre la torre una cubierta apuntada a cuatro aguas.
El esquema arquitectónico es más complejo que las alquerías señoriales precedentes, de tradición medieval.
Una cubierta, con influencia flamenca, remata la torre y la prolonga verticalmente insistiendo en su esbeltez.
Una galería remata las fábricas lisas y sirve de soporte a un alero potente que limita el volumen.