Pasado el tiempo, este edificio se quedó pequeño; por lo que en 1676 los señores del Concejo acuerdan ampliarlo, y deciden hacerlo mediante anexión de una casa que había al lado del Ayuntamiento.
Sin embargo, hasta 1760 no se pusieron en marcha las obras, que se ajustaron al proyecto que había concebido Jaime Bort (el cual, en esa fecha, ya había muerto).
La primera planta está constituida por una arquería abierta, que permite el paso de la calle principal a la plaza.
Se disponen unas pilastras cajeadas de orden toscano entre los arcos, a los que el pie forzado del zaguán ha obligado a trazar en sección apuntada, con el fin de hacerlos más esbeltos y dar más luz al arco central.
Esa misma división tripartita, con pilastras jónicas, en este caso, se mantienen en la planta noble, en la que Bort situó la Sala del Ayuntamiento y sus conjuntas oficinas.
Se articula en tres calles, con balcones en la planta noble y ventanas a eje en la superior.
Las puertas, que están situadas bajo el pórtico, son de traza muy sencilla y muestran cierta relación con la arquitectura francesa.