Una primera recopilación fue publicada en 1869 con los relatos escritos hasta esa fecha, que vieron la luz, en general, en los diarios Le Figaro y L’Événement.
El apego de Daudet hacia París, adonde llegó con apenas dieciséis años, queda en evidencia en la frase final del libro: “¡Ay!
Daudet ve en este molino el símbolo de una Provenza amenazada desde el que dar a conocer su región al público parisiense.
Las cartas incluidas en la primera edición de la obra se publican originalmente en una serie que lleva por título Crónicas Provenzales.
No es hasta la reunión bajo un solo volumen en 1869 que Daudet les da el título definitivo de Cartas desde mi molino.