Considerando que la Constitución de Bélgica las establece de forma indirecta al describir tres regiones lingüísticas, hay dieciséis Estados europeos en que en sus respectivas constituciones no hacen referencia a su lengua.
Estos son Alemania, Bosnia y Herzegovina, Dinamarca, Grecia, Hungría, Italia, Luxemburgo, Islandia, Noruega, la Ciudad del Vaticano, San Marino, la República Checa, los Países Bajos y el Reino Unido.
En la mayoría resulta oficial de facto en todo el territorio un idioma: el alemán en Alemania; el danés en Dinamarca; el griego en Grecia; el húngaro en Hungría; el italiano en Italia, la Ciudad del Vaticano y San Marino; el islandés en Islandia; el checo en la República Checa; el neerlandés en los Países Bajos; el inglés en el Reino Unido; y el sueco en Suecia.
Además, la posibilidad de utilizar estas lenguas tanto en la vida privada como en la pública constituye un derecho imprescriptible.
En cambio, las «lenguas sin territorio» son las empleadas en todo el territorio del Estado por parte de porcentajes minoritarios de personas; por tanto, son aquellas no se pueden circunscribir a un área geográfica concreta del Estado en cuestión.
Las Partes deben tener en consideración las necesidades y los deseos expresados por los grupos que empleen dichas lenguas.
En el cuadro de la derecha se recogen las lenguas autóctonas que no constan como protegidas.
Sin territorio: Romaní Yidis Francés Italiano Romanche Romaní Yidis Francés Alemán Arameo Armenio Cabardino Georgiano Romaní Tártaro Kazajo Kurdo Búlgaro Gagauzo GriegoYidis Tártaro[34] Moldavo Eslovaco Húngaro Polaco Ruso Rumano [35][36][37] En esta lista están todas las lenguas minoritarias que se encuentran dentro de alguno de los Estados firmantes de la carta.
Una hace referencia a la exclusión en esta Carta de las lenguas de los inmigrantes, situación que hay que considerar como dinámica y proteger igualmente estas lenguas conforme se produzca su asentamiento:
En segundo lugar, considera que estas lenguas, como todo el soporte cultural e identitario de estas minorías, en los sistemas democráticos queda a expensas de las mayorías existentes en este Estado, lo que puede llevar a una falta de reconocimiento y una debilidad política que puede llegar a la marginación: