Tuvieron dos hijos: Florestán ascendió al trono en Mónaco en 1841, pero su esposo no estaba dispuesto a asumir el papel de príncipe - había sido actor en el Théâtre de l'Ambigu-Comique - y el verdadero poder durante su reinado estaba en las manos de su mujer.
La pareja también trató de satisfacer la demanda local de mayor democracia y ofreció dos constituciones para la población local, pero éstas fueron rechazados, especialmente por la gente de Menton.
No fueron capaces de manejar la difícil situación difícil, y la pareja se mantuvo en el trono hasta la muerte de Florestán, en 1856.
Alentados por los acontecimientos de 1848, las ciudades de Menton y Roquebrune se rebelaron poco después, y se declararon independientes.
Se tenía la esperanza de ser anexada por Cerdeña, pero esto no ocurrió, y las ciudades se mantuvieron en un estado de limbo político hasta que finalmente fueron cedidas a Francia en 1861.