Es una conspicua representante de la poesía femenina en el Perú, junto con Blanca Varela.
Es hija de Luis Ollé Destéfano y Carmen Rosa Nava Acevedo.
Su siguiente libro publicado fue Todo orgullo humea la noche (1988), poesía y prosa.
Ollé se singulariza por su voz profunda, vigorosa y hasta diríase inconfundible entre las poetas peruanas».
[9] Incluso, el suplemento Dominical de El Comercio, en su artículo titulado: Carmen Ollé: retrato de una joven impúdica, decía: «Ninguna poeta peruana (ni siquiera Blanca Varela, Yolanda Westphalen, Cecilia Bustamante o María Emilia Cornejo) se ha autorretratado con tanta desnudez, impudicia y autocrítica como Carmen Ollé.
[10] Por otro lado, obras como Las dos caras del deseo, también resonaban en diarios con comentarios donde se resaltaba el estilo personal de la autora y la delicadeza de sus textos que hacían memoria a algunos escritores japoneses.
[11] Se considera que los poemas de Ollé eran osados por renombrar y colocar temas sobre la mesa.
[12] Pista falsa le permitió, a Carmen Ollé, ser considerada como una fabuladora, por Tulio Mora, gracias a sus diálogos bien construidos y descripciones que permitían remecer la cabeza del lector.
Dolencias al margen nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada.
Mi vagina se llena de hongos como consecuencia del primer parto.