Carlos Rigoberto Morris McPherson

Carlos Rigoberto “Rigo” Morris McPherson es uno de los más grandes atletas que ha dado Costa Rica.

Para él no bastaba con participar, había que ganar siempre, aunque respetando al rival en todo momento.

Sus padres fueron Samuel Leopoldo Morris Lawrence y Sada Alsina McPherson Silver.

Tanto le gustaba hacer deporte, que podía pasar largas horas en el campo, jugando o dirigiendo, al punto que el sol le hacía ampollas en la cara y los brazos.

Dado su extraordinario desempeño en las distintas disciplinas que practicó y los buenos resultados académicos, el Whittier College le otorgó un Life Pass (Pase de por vida) a Morris.

Ver jugar a Morris hace del precio de la entrada una ganga.

Juega al baloncesto como cada fanático se imagina que él lo haría de estar en sus tenis.

Tenía un excelente dominio del balón, era un “mago” que hacía “desaparecer la pelota”.

Morris empezó a practicar el béisbol en 1950, en la división infantil de los equipos Soto López, Indios y Cónclave.

Posteriormente integró los equipos M-27, FERTICA, Glidden, Air Florida, Black and Decker, Ludeja, Datsun 120Y y CEQSA.

Cuando concluyó sus estudios en el Whittier College, en California, se mudó a Nueva York con su familia y por un tiempo jugó en una liga italiana de fútbol en ese Estado.

Trabajó como entrenador en el Colegio La Salle de Costa Rica dándole varios campeonatos en torneos nacionales e internacionales, dirigiendo a los equipos de baloncesto, béisbol y softball femenino.

En 1976 y 1977 obtuvo el campeonato nacional intercolegial de baloncesto, dirigiendo al Colegio La Salle.

En 1977, dirigió al equipo de béisbol del Colegio La Salle en el Décimo Torneo de la Amistad, celebrado en la Zona del Canal, en Panamá, donde Minnor Pino quedó como campeón lanzador y Rafael Zapata como campeón bateador.

La lanzadora María Soledad “Milá” Llobet, lanzó un juego sin hits ni carreras.

Debutó como entrenador de baloncesto dirigiendo al equipo Publicidad Latina.

También dirigió a la selección nacional de baloncesto en el Torneo William Jones, celebrado en Taiwán en 1998.

Fue un gran maestro que se caracterizó por su don de gente, siempre muy respetuoso.

Siempre se preocupó por inculcar a los jugadores los fundamentos de los deportes que enseñaba.

También trabajó como Gerente de Ventas en Romanas Ballar y en MERCASA.

Empezó a comer menos y en diciembre de ese año partió a Nueva York para descansar con su familia y recuperarse de lo que creía era alguna molestia pasajera.

Pero su salud empeoró en Estados Unidos y se le diagnosticó un cáncer de páncreas.