En Düsseldorf, Vinnen conoció a Fritz Mackensen y Otto Modersohn en la asociación de artistas "Tartarus".
La capacitación comercial y las habilidades organizativas de Carl Vinnen les resultaron útiles.
Vinnen no pudo participar en la exposición debido a un accidente de equitación.
Para poder pintar paisajes nevados cómodamente en invierno, Vinnen hizo construir un vagón de estudio con calefacción y grandes ventanales; también instaló un establo de animales modelo con caballos y ganado en su granja para poder pintar animales.
Además de Mackensen, Modersohn, Am Ende, Overbeck y Vogeler, Rilke también quiso describir a Vinnen en su obra.
Vinnen ya no vio a los artistas de Worpswede al nivel que se habían visto anteriormente y en las reseñas literarias señaló el peligro de la "admiración acrítica".
En una advertencia publicada en el Bremer Nachrichten, Vinnen se pronunció en contra de una “gran invasión del arte francés”, que, según Vinnen, significaba que los artistas alemanes perdieran grandes sumas de dinero en el mercado del arte alemán.
El artículo de Vinnen se convirtió en la introducción a la[7] publicación Ein Protest deutscher Künstler.
En respuesta, Piper Verlag publicó el folleto “Im Kampf um die Kunst” en julio de 1911.
Incluso antes de la Primera Guerra Mundial, Carl Vinnen se trasladó a Múnich, donde había tenido una segunda casa durante mucho tiempo.
Poco después del matrimonio, sufrió un derrame cerebral el 16 de abril.