Capitalismo cognitivo
Esta justificación se consigue equiparando los bienes materiales en los que ya se ha interiorizado el concepto de propiedad privada basada en la antagonía («si yo tengo un material entonces tú no lo tienes») y la exclusividad («si es mío, entonces yo decido que tú no lo puedes disfrutar») con los inmateriales donde hasta entonces se relacionaban con la creatividad, la originalidad y que cobraban valor por sí mismos en el acto directo del comunicado público.Todos estos mecanismos que involucran los procesos psíquicos del sujeto están hoy en mutación por el factor «teletecnomediático».Entonces, puede pensarse que la influencia de las nuevas tecnologías debe ser un aspecto a tener en cuenta.Entonces menciona que el contexto teletecnomediático actual impone en forma vertiginosa transformaciones que forman nuevas escrituras, y modifican los modos de representación de la realidad en concomitancia a las modalidades atencionales singulares a cada sujeto.Fernández sostiene que los tiempos telemáticos actuales, los mundos virtuales, Internet con su globalización, la informática en general, los videojuegos y la televisión «forman nuevas escrituras e 'inscrituras' que modifican nuestros modos de representación».Este tipo de poder apunta a la vida, produce, hace crecer, ordena, canaliza fuerzas en pos de formatear cuerpos y almas que se acomoden a lo que el capitalismo requiere.De todas maneras, es fundamental reconocer que la centralidad de quién interviene en las biopolíticas se ha corrido del Estado capitalista a las corporaciones transnacionales interpelando, según Sibilia, cuerpos y subjetividades con el lenguaje del mercado.Una subjetividad con individuos adaptados a «los circuitos integrados del capitalismo global», cuerpos conectados de forma ávida, ansiosos, sintonizados y con la característica que no se pierde con el paso del tiempo, el que sigan siendo «cuerpos útiles».