No debe ser confundida con la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, que queda en la avenida San Martín.
[1][4] Diseñada por el famoso arquitecto venezolano Juan Hurtado Manrique,[5] formó parte del espacio que originalmente se llamó Paseo Guzmán Blanco junto con otros monumentos como el Arco de la Federación.
Durante gran parte del siglo XX fue usada por muchas personas en la ciudad para celebrar matrimonios y realizar otros eventos religiosos.
Para el sacerdote, el público arrepentimiento y las penitencias terrenales no fueron suficientes para enmendar el error de ese pecado, la culpa lo atormentaba, llevándolo a cometer un terrible acto.
El sacerdote murió ahorcado en la propia Capilla de Nuestra Señora de Lourdes, la cual fue clausurada tras bochornosa situación, la capilla fue entregada totalmente al abandono, al punto que por muchos años la cuerda con que se ahorcó el cura se mantuvo dentro de la capilla, donde vándalos la usaban para bromas y burlas.