El templo, de estilo neogótico, fue diseñado por Francis Johnston (1760-1829), el más destacado arquitecto que trabajó en Irlanda a principios del siglo XIX, y arquitecto del Board of Works.
Sustituyendo una mediocre iglesia anterior del siglo XVIII que tenía problemas estructurales al haber sido construida al lado de la original mota feudal, la nueva Capilla Real fue construida usando un armazón de vigas lo más ligero posible.
Tan complicada era la naturaleza del lugar, que las obras tardaron siete años: empezaron en 1807 y fueron completadas con retraso en 1814.
El exterior está revestido con una fina capa de caliza y muestra muchas cabezas grabadas en la piedra.
A pesar de que la iglesia sigue estando consagrada, ya no se celebran en ella misas ni oficios religiosos.