En Esquilo, Capaneo porta un escudo con un guerrero con una antorcha en la mano, y se lee «Yo quemaré la ciudad» como símbolo del mismo.
Su historia fue narrada por Esquilo en su Los siete contra Tebas, por Eurípides, y por el poeta romano Estacio.
En la Divina Comedia, Dante ve a Capaneo en el séptimo círculo (tercera ronda) del Infierno, en el decimocuarto canto.
Como todos los demás blasfemos, o aquellos «violentos contra Dios», Capaneo es condenado a yacer en una planicie de arena ardiente mientras llueve fuego sobre él.
Capaneo continua maldiciendo a la deidad (que, siendo pagano, él llama «Jove» por Júpiter) a pesar de los cada vez más duros dolores que se está infligiendo a sí mismo, para que Dios «no tenga una dulce venganza».