Esta prenda tiene su origen en la romana lacerna, con la cual se confundía hasta el punto de servir en un primer momento las propias capas de príncipes o magnates que después se ofrecían al culto.
Desde el siglo XI ha tenido siempre la misma forma que en la actualidad habiendo variado tan sólo el capuchón y las bandas o tiras delanteras.
Estas consistían durante los primeros siglos en una orla estrecha pero desde el siglo XIII ésta se ensancha notablemente, admitiendo bordados con imaginería convirtiéndose así mismo el broche metálico o fíbula que desde el principio sirvió para cerrar la capa en el pecho en elegante adorno, un objeto llamado formal o racional.
[1] En cuanto al capuchón de que estaban dotadas las primeras capas, apenas si llegó a servir para su objeto más allá del siglo XI pues en el XII era más bien una pieza decorativa y en el XIII se convirtió en un paño triangular colocado en la parte superior de la espalda para transformarse en una especie de escudo desde el siglo XIV.
Este escudo toma la forma ojival por la parte inferior y se va agrandando sucesivamente hasta que ya muy entrado el siglo XVI se redondea y acaba por invadir la región central del vestido.