Campana de los Perdidos

En el siglo XVI, gente de Zaragoza trabajaba en las orillas del río Huerva desde el amanecer hasta el anochecer.En aquella época, el terreno estaba ocupado por la vegetación, tan alta que era capaz de ocultar a una persona.Durante una tormenta, el cierzo arrancó el faro en 1556 en un día en que perecieron varias personas por el desbordamiento del río, ya por querer salvarse de la riada, ya por intentar salvar a sus seres queridos.La ciudad resolvió favorablemente la petición y determinó que el campanero tuviese una habitación en la misma torre o junto a ella, haciendo repicar la campana cada media hora desde el anochecer hasta la media noche.Además, debía poner otra luz en un punto más elevado y seguro de la mencionada torre.
Torre de la iglesia de San Miguel de los Navarros de Zaragoza.