Desde épocas muy tempranas se convirtió en ruta de peregrinación anual, vinculado con la devoción religiosa a la Virgen de Candelaria y su santuario.En este tramo el camino tiene una anchura entre 3 m y 1,5 m, salvo en un corto trecho en el que se ha reducido considerablemente tras la construcción de un antiguo canal.Este cuarto tramo mantiene unas características muy similares al anterior y un buen estado general de conservación en su 1,5 km de longitud, salvo determinados trechos en los que el muro delimitador se ha desmoronado.Se observan varios huecos -excavados artificialmente y de distintas dimensiones-, conectados entre sí mediante estrechos canalillos.Las tejas y maderas de los tejados de las mismas fueron desmontadas por sus habitantes y otros vecinos cuando el caserío fue abandonado a principios del siglo XX, utilizándolos para construir nuevas edificaciones en Igueste de Candelaria.Entre los restos que se conservan está la cámara de un horno inserta en su pared norte, así como dependencias anejas, un horno, una era y varias cuevas naturales utilizadas como dependencias auxiliares, junto a corrales y construcciones menores.Todo este tramo discurre a una cota relativamente constante, entre los 410 y 440 metros sobre el nivel del mar, si bien en su último tramo se convierte en pista de tierra y, desde un extraordinario mirador natural sobre el barrio de La Jiménez, pasa a pista asfaltada, que conduce a este enclave en lo alto de Igueste de Candelaria.