Con problemas de nervios y antecedentes familiares patológicos, volvió a Portugal algunas veces en busca de cura pero, desilusionado, vuelve definitivamente a Macao en 1915.
Sus poemas, escritos en hojas sueltas y ofrecidos a sus amistades, se dispersaban o incluso llegaban a perderse, sin que su autor cuidase de guardar copias, siendo sin embargo capaz de reproducirlos de memoria cuando lo deseaba.
Así, gracias a João de Castro Osório, a quien dictó sus producciones, fue impreso el volumen Clepsidra (1920), con algunos poemas ya publicados en revistas pero en su mayor parte aún inéditos.
Influido al principio por Cesário Verde y Pierre Balayet, se convirtió en el más puro de los simbolistas portugueses.
El contacto con la cultura china lo llevó a escribir varios estudios y a hacer traducciones de varios poetas chinos.