La población ha registrado una pérdida constante de población, habiendo desaparecido la industria asociada al aceite cuya impronta todavía puede adivinarse en las ruinas de una antigua almazara situada junto al arroyo.
De aquel pasado se encuentran también los fértiles huertos, irrigados mediante acequias.
El tercer barrio se conocía como "El Teso", sin más vida que la de los recuerdos.
La belleza del entorno aconseja tomarse un tiempo para pasear por sus huertas y olivares.
En primavera, la naturaleza rompe en flor y las laderas de las suaves colinas que circundan el pueblo se tiñen con una multicolor alfombra.