En principio, una computadora que dispone de un único microprocesador solamente puede ejecutar un proceso al mismo tiempo.
Puesto que esto no va a ocurrir nunca, es imprescindible la intervención del hardware.
Gracias a las interrupciones generadas por el propio ordenador, es posible expulsar el programa en ejecución para dar paso al sistema operativo.
Esta rutina realiza las siguientes operaciones en el orden indicado: Este ciclo se repite bien cada vez que ocurre un evento de entrada/salida, bien cuando vence un temporizador programado en el hardware.
Dicho temporizador hace saltar una interrupción cada 150 milisegundos aproximadamente (según sistema operativo).