En los diferentes países del mundo donde existen este tipo de calles, tanto el término empleado para referirse a ellas como las normas de circulación varían, aunque el concepto principal es el mismo.
Los vehículos a motor pueden circular por este tipo de calles, pero con algunas limitaciones.
Las calles residenciales se pueden diferenciar de una calle peatonal en que en estas últimas el tráfico de vehículos a motor suele estar prohibido o mucho más limitado, por ejemplo: solo permitido para los vecinos o durante algunas horas para carga y descarga.
En España el término empleado para referirse a este tipo de vías es "calle residencial".
La normativa se encuentra recogida en el Reglamento General de Circulación.