Se llegaron a vender en el periodo absolutista hasta tres millones de ejemplares anuales.
En 1937, en plena guerra civil española y debido al estado revolucionario y persecución religiosa que se vivía, el editor se vio obligado a hacer una serie de cambios.
En el interior, incorpora una “tabla de conversión” para aquellos nombres de municipios que no podían llevar una referencia religiosa o monárquica, y la Crónica Anual se ve obligada a destacar los hechos del gobierno y del ejército dominante.
Acabada la guerra, no será hasta el año 1940 cuando el Calendario vuelva a recuperar la antigua imagen y título original del Ermitaño, adaptando algunos de sus contenidos al régimen político del momento.
Desde 2015 el Calendario del Ermitaño, ya en versión en catalán, está editado por Ediciones Morera.
Otro contenido destacado ha sido la Crónica Anual, un relato de los acontecimientos históricos más relevantes sucedidos el año anterior, y Centenarios, una selección de los aniversarios que se celebran durante el año relativos a personalidades así como a acontecimientos históricos, culturales o científicos.
Actualmente, el Calendario del Ermitaño llega a todo el territorio catalán, Andorra y las islas Baleares.