Caja de Conversión (Argentina)

En ese mismo período, se crea mediante la Ley 2.841, el Banco de la Nación Argentina.

Se abrieron numerosos bancos e inicialmente el sistema funcionó apalancado por los financistas europeos, aunque al poco tiempo comenzó una fuga de capitales que obligó al gobierno a limitar el retiro de los ahorros depositados en los bancos.

A partir de entonces, la economía argentina se deslizó hacia una profunda recesión.

[6]​[2]​ También en 1891 el Gobierno creó el Banco de la Nación Argentina, entidad que llegó a concentrar entre el 30 y el 50% del total de los depósitos y préstamos del sistema bancario, manteniendo hasta por lo menos 1910 un encaje cercano al 50% conrespecto a los depósitos.

Esta política conservadora del Banco Nación y la decisión del Estado argentino de no recurrir a dicha institución en busca de apoyo financiero resultó determinante para mantener el control sobre la masa monetaria.

Con esta medida la Caja de Conversión pudo iniciar efectivamente su funcionamiento normal, entregando billetes únicamente respaldados en oro, hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial cuando se decidió suspender la conversión del peso papel a oro.

Paralelamente, hasta el inicio de las hostilidades en Europa, el Estado argentino había realizado esfuerzos para capitalizar el sistema monetario y financiero, sin embargo, con la crisis de 1913/14, que provocó el cierre de los mercados internacionales y amenazó con quebrar a algunos bancos privados, se generó un cambio en el rol del Banco Nación: ya no sería el Estado el que fortificaría al sistema financiero, sino que éste le aproximaría recursos al Estado para apuntalar las cuentas públicas.

[4]​ La aplicación rigurosa del patrón oro en la Argentina solo fue mantenida durante los períodos 1899-1914 y 1927-1929, es decir cuando las circunstancias de la balanza de pagos eran favorables al país y generaban un ingreso de oro al sistema, mientras que cuando esas circunstancias eran fuertemente desfavorables la conversión a oro se suspendía dejando que el valor del peso papel fluctuara libremente en el mercado cambiario.

Este nuevo ciclo se caracterizaría por las luchas en torno a la distribución del ingreso, siendo un período marcado por bajos niveles de inversión y productividad, con un crecimiento constante del proceso inflacionario.

El racionamiento de las importaciones también ayudó a fomentar la industrialización del país.

[7]​ Sin embargo, el cierre de los mercados internacionales siguió castigando a la economía del país, por lo que el presidente Agustín P. Justo decidió enviar al vicepresidente Julio Argentino Roca (hijo) rumbo a Gran Bretaña para conseguir un acuerdo que mantuviese el nivel de las exportaciones argentinas de carne a cambio de otorgar grande concesiones comerciales, financieras y legales al imperio británico.

[8]​ Este acuerdo se formalizó en el denominado Pacto Roca-Runciman de 1933, que en una de sus cláusulas secretas estableció que la Argentina debía crear un Banco Central mixto, con lo cual la banca financiera privada, predominantemente británica, podría controlar la emisión monetaria del país.

Su primer director general sería Raúl Prebisch, quien permaneció al mando de la institución hasta 1943.

Julio A. Roca y Miguel Juárez Celman. (Foto: AGNA )
Elevadores de granos en Puerto Madero a comienzos del Siglo XX.