El informe es referido algunas veces como CRAC-II ya que ese fue el programa usado en los cálculos, pero el informe también es conocido como el Estudio de Emplazamiento Sandia de 1982 (en inglés: 1982 Sandia Siting Study) o como NUREG/CR-2239.
[1] El programa computacional MACCS2 ha reemplazado al CRAC-III para evaluar las consecuencias de una fuga radioactiva.
Las simulaciones del CRAC-II calculaban las posibles consecuencias de una accidente en el peor escenario y bajo condiciones en el peor escenario también (un así denominado accidente clase 9) para varias plantas de energía nuclear en Estados Unidos.
Estos a menudo usan estimados o supuestos innecesariamente conservadores respecto a posibles daños al núcleo del reactor, la posible contaminación radioactiva que podría ser liberada, y las posibles fallas del recipiente del reactor y edificios de contenimiento.
Estos estudios previos también han fallado en modelar realísticamente el efecto de la preparación para la emergencia.