La elección papal celebrada entre el 30 de mayo y el 25 de noviembre de 1277, llevada a cabo en Viterbo después de la muerte del papa Juan XXI, fue la más pequeña elección papal desde que se extendió el sufragio a los cardenales presbíteros y diáconos, con sólo 7 electores (después de la muerte de tres papas que no habían nombrado nuevos cardenales).
[1] Debido a que Juan XXI había revocado Ubi periculum, la bula del papa Gregorio X que establecía el cónclave papal, con su propia bula Licet felicis recordationis, los cardenales electores fueron capaces de tomarse su tiempo en lo que sería una de las elecciones papales sin recurrir al cónclave de aquel período.
[2][3] Inicialmente, los cardenales se reunían una vez al día para la votación y regresaban luego a sus hogares después de los escrutinios.
[4] Durante dos meses, la votación se desarrolló sin incidentes a lo largo de partidos opositores entre pro-franceses[5] y cardenales pro-romanos.
Una vez electo, Nicolás III trasladó el papado a Roma.