En 1826, encallo y perdió en las costas oceánicas uruguayas su goleta "Profeta Bandarra", con la cual cruzó en la boca del Río de la Plata.
Para resarcirse, con el mismo bote que lo salvó del naufragio, asaltó de noche la fragata imperial, "Leal Paulistana" ayudado por sus amigos de Maldonado, con la que regresó a Buenos Aires triunfante.
Con carretas serpenteando por las cuchillas fue llevado todo el cargamento a la bahía de Maldonado en una semana.
Al día siguiente, con mal tiempo Fournier junto a varios patriotas construyeron una carreta para transportar un cañón clavado de 24 que estaba en Punta del Este donde efectuaron algunos disparos.
Luego se llevó el cañón a la batería del medio, entre la Punta y las Delicias y temprano en la mañana se continuó disparando contra la fragata que estaba fondeada a una milla.
Al otro día trasladó el cañón hasta Punta Ballena para efectuar otros disparos.
El día 8 los barcos imperiales abandonaron la bahía, haciéndose a la vela mar afuera.
En Río de Janeiro capturó una goleta, con la que regresó a Buenos Aires.
Al frente del mejor buque de la flota, el "Congreso", en 1827 navegó las costas brasileñas durante casi tres meses atacando al comercio en las aguas próximas a Salvador y Río de Janeiro, capturando alrededor de 24 presas, realizando desembarcos y hasta planeando la captura del Emperador Pedro I.
Tras la muerte del marino, su esposa e hijo se instalaron en el Uruguay, donde este último adquirió una estancia y tuvo abundante descendencia.