Una de ellas, San Pelayo, llegó al siglo XVII convertida en ermita.
Se produce una ligera recuperación en el XV, y mayor a principios del siglo XVII.
En 1846, el diccionario de Madoz dice que Bustillo «tenía 168 casas, 177 vecinos y 681 almas».
Y en 1905 habría triplicado respecto a la población de la primera mitad del siglo XVII.
Inicialmente la iglesia era muy distinta, ni siquiera tenía forma de cruz latina como la conocemos en nuestros días.
Al siglo XVI corresponde la nave central, en la que se localiza el magnífico artesonado.
Además, en ella se venera una impresionante escultura del Redentor clavado en la cruz, verdadero modelo de un cuerpo varonil perfecto, un tanto lacerado por el martirio.
Se exhibe en un nicho encristalado, dentro del retablo barroco realzado con hermosas columnas salomónicas cuajadas de hojarasca.
El ayuntamiento es un edificio moderno, dotado de una pequeña torre angular y un largo balcón del que cuelgan las banderas.
Una fuente ornamental, algún arbolillo y diversos asientos decoran el resto de la plaza principal, incluida la ermita del Santo Cristo.
Una segunda plaza, con zona verde en el centro, situada cercana a la principal.
San Juan, la noche más larga del año, el 24 de junio, se celebra con las típicas hogueras, a cuyo alrededor se reúne todo el mundo mientras que los más valientes o arriesgados, saltan por encima.
Constituye un rito purificador de antiguas resonancias, que fue cristianizado por la Iglesia, asimilándolo y modificándolo.