El montaje no lo realizó Chaplin, ya que al dejar la compañía le dejó a la productora una película de dos bobinas que la empresa convirtió en otra de cuatro bobinas que reestrenó en abril de 1916.
Chaplin intentó una acción judicial contra la productora alegando que había modificado su obra y esta contrademandó reclamando indemnización invocando que no había entregado el número de películas comprometidas.
Está toda la España de la ópera: toreros, contrabandistas, dragones, cigarreras, seguidillas y serenatas.
Los decorados son estilizados dentro del mismo espíritu paródico.
Pero la película se aparta de la línea habitual del personaje de Charlot, y seguramente por eso seduce menos.