Bunyoro

Durante la primera exploración de Uganda, en siglo XIX, el primer explorador eurropeo en llegar a Bunyoro, llamado John Hanning Speke,[1]​ se encontró con tres reinos principales, cada uno gobernado por un monarca y sus propias leyes y costumbres, de las cuales se tiene una documentación algo escasa.

[3]​[4]​ En la parte oriental de Uganda, que fue ocupada hace 200 años por tribus nilo-hamíticas, nunca llegaron a formar un reino, porque la gente era nómada y el área no era adecuada para la agricultura.

El reino de Bunyoro se constituye en el siglo XV en el área del lago Alberto.

La supremacía se mantuvo entre los siglos XVI y XIX, momento en el que creció la influencia del reino de Buganda.

El mukama no tenía poder absoluto y debía atenerse a las leyes tradicionales.

Entre los primeros europeos que entraron en el territorio de Bunyoro están John Hanning Speke, James Augustus Grant (ambos en 1862) y Sir y Lady Baker, a los que se debe el descubrimiento del Lago Alberto (1864).

El progresivo cierre a la influencia europea tuvo como consecuencia una menor relevancia de Bunyoro dentro del protectorado británico, adquiriendo un mayor peso Buganda, que supo aprovechar la situación para obtener mayores concesiones y ventajas.

La cronología exacta no la podemos verificar, pero las investigaciones dan lugar a fecharla en un inicio cercano al siglo XIII.

Este reino tenía un gran poder tanto religioso como militar, llegando incluso “los reyes” a verse adorados por otras tribus como semidioses debido al gran poder e influencia que tenían.

Las áreas de la tierra llevaban el nombre del clan que vivía allí.

Los Banyoro eran tradicionalmente un pueblo polígamo cuando podían permitírselo y el sexo premarital sucedía con frecuencia.

[14]​ En Bunyoro se tenía la creencia arraigada en que la muerte podía causarse de forma intencional.

Además, se creía en que las calumnias y las mentiras eran causa de muerte originada en los vecinos, quienes mediante estos chismes provocaban la mala fortuna a los demás.

Los Bunyoro también atribuían la muerte a fantasmas o entes no humanos, a veces de origen animal, veían en estos elementos la personificación de la muerte y le tenían mucho respeto.

Cuando una persona fallecía las ancianas realizaban todo un ritual de aseo en sí mismas para luego limpiar el cuerpo y lo dejaban durante dos jornadas en la casa para que la familia pudiera llorarle, aunque los varones no debían hacerlo.

El hijo o sobrino del muerto se encargaría de verter agua sobre estos utensilios.

Una vez finalizado el periodo de luto, no se vuelve a habitar en la casa del fallecido.

[15]​ Cuando concluía el luto se pasaba a su enterramiento, que igualmente era muy característico y presentaba distintos rituales.

Como ofrenda al muerto, los asistentes cortaban su cabellera y la arrojaban a la tumba.

Una vez dicho esto, podríamos pasar a estudiar la economía de la actual Uganda.

Su situación se agravó durante la etapa colonial, en la que se convirtió en protectorado inglés tras una serie de conflictos y perdió una cantidad sustancial de su territorio en el que tenía tierras explotables.

Un ejemplo reciente son los conflictos acontecidos entre 1970 y 1990, que dificultaron la ayuda de los países circundantes y con los que podrían buscar una mejoría económica conjunta, como son Kenia o Tanzania.

Hasta 1993 el presidente Yoweri Museveni no restauró los antiguos reinos como elementos de la cultura tradicional.

Subdivisiones del protectorado británico en Uganda. Límites de 1926: en las áreas de color rojo y en Buganda (azul) se mantuvieron los reinos tradicionales. En el área de color amarillo se introdujo una administración parecida a la existente en Buganda. En las áreas de color marrón no existían reinos tradicionales.