Abreu intentó varias técnicas para crear el universo de fantasía en el que tiene lugar la historia.
Cuando oímos el camión o una cigarra no es un camión o una cigarra real, pero suena totalmente a mano para transmitir cómo este niño percibiría el mundo que les rodea.
La película ya se ha vendido a 80 países, incluyendo importantes mercados como el de Canadá y Japón.
Fue el segundo año consecutivo que una película brasileña recibió el premio más importante del festival, ganado en 2013 por Luiz Bolognesi con Una historia de amor y furia.
Daniel Schenker de O Globo dijo: " A contramano del exhibicionismo tecnológico, Ale Abreu presenta una animación hecha a mano, dotada de unas pocas (e ininteligibles) líneas, que se centra en la sensibilidad del espectador.
El director (también responsable del guión y el montaje) cuenta la historia un niño que deja el mundo en busca de su padre en un viaje que le lleva a encontrar realidades muy diferentes de las suyas.
Creado en un ambiente bucólico, la vida marcada por el ritmo contemplativo del campo, que se enfrenta a la velocidad desenfrenada, la contaminación mira, el consumo excesivo y la congestión del ambiente urbano"[14] Según Bruno Carmel AdoroCinema "El niño y el mundo también impresiona con su mezcla de técnicas, incluyendo el collage, coches realizadas en ordenador (que representan la desigualdad social) e incluso imágenes de estilo documental de ser árboles cortada en los bosques.