Bomba Grand Slam

La Grand Slam, con sus diez toneladas, fue la bomba más pesada desplegada en la Segunda Guerra Mundial.

Rellena con explosivo convencional, fue desarrollada en 1944 al final de la guerra por la fuerza aérea británica para usarse contra grandes objetivos estratégicos, tales como búnkeres blindados y puentes.

Las aletas estabilizadoras estaban ligeramente inclinadas respecto a la vertical (5º) para conseguir la rotación alrededor del eje longitudinal con el fin de mejorar la precisión.

La bomba no había sido diseñada para atravesar directamente muros de hormigón; por esto a veces, al tropezar con materiales duros como hormigón o roca, la bomba se rompía y no podía penetrar en el objetivo.

Aunque esto no evitara que se produjera una gran cantidad de daño por la explosión.

De todas formas era más eficaz para este cometido que cualquier otra bomba.

Una Grand Slam en exhibición.
Un Lancaster del Escuadrón 617 lanzando una bomba Grand Slam al viaducto de Arnsberg, marzo de 1945.
El viaducto Schildescher después de su destrucción por la bomba Grand Slam.
El daño causado por una de las dos Gran Slam que penetraron el refugio submarino de Valentin, 27 de marzo de 1945; hay una persona parada en la pila de escombros.