El conflicto con los pueblos originarios se llevó a cabo de diversas maneras.
Una vez finalizada la campaña al "desierto", que de inhabitado no tenía nada, las tierras fueron repartidas entre quienes financiaron el genocidio, comerciantes extranjeros, históricamente ricos, se hicieron con las tierras donde vivieron comunidades enteras desde hace cientos de años.
Alsina, en una carta que le envía al entonces gobernador bonaerense Carlos Casares, le indica que debido a “la circunstancia de hallarse San Carlos y Lavalle sobre caminos a tener, con el tiempo, una gran importancia presente, dan como muy fundada la esperanza de que en breve serán cabezas de partidos ricos y florecientes”.
También determinaba el nombramiento de una comisión integrada por Martín Barraondo, Miguel Villaraza y Marcelino Davel, para que asociados al juez de Paz Victorio Abrego, a quien se da comisión al efecto, intervenga en cuanto fuere necesario para dar entero cumplimiento a la citada Ley y al decreto correspondiente.
Junto a la comisión mencionada y al agrimensor Hernández, integraban la caravana tres ayudantes del profesional, veinte soldados a cargo del comisario Pedro Duval y algunos vecinos que se transformarían en los primeros pobladores.
A partir de haber encontrado los mojones que marcaban las propiedades privadas, Hernández se dedicó a explorar los campos fiscales que se extendían al sur de la delimitación.