En su estancia se hallaba un prestigioso negocio de ramos generales.
En la década del ´40 funcionaban en el poblado negocios como panadería, herrería, carnicería, y varios de los denominados “boliches” (almacenes, bares).
Recorriendo el lugar se pueden observar varias casas abandonadas y una minoría de ellas pobladas.
El único “boliche” en funcionamiento es el de David Villarruel, que se caracteriza por los antiguos surtidores.
Además, se encuentran intactas las instalaciones del “Club Sportivo Villas Sanz”, y la Escuela N.º 4 “Fortín San Carlos”.