Con motivo del matrimonio, el Reino Unido declaró ese día fiesta nacional.
[7] Diana finalmente aceptó la propuesta, aunque decidieron mantener el hecho en secreto por algunas semanas[8] (la princesa declararía posteriormente que ambos solo se habían visto trece veces en total antes de anunciar el compromiso con carácter oficial el 24 de febrero y conceder una entrevista).
[19] Así mismo, se celebró una recepción con baile para 1500 personas, entre quienes se encontraban miembros y personal de la casa real[20] (la noche previa a la ceremonia, 150 personas, incluyendo representantes de Estado, fueron invitadas a una cena con la reina).
[20] En una serie de grabaciones para su biografía en 1992, Diana declaró haber descubierto poco antes del enlace un brazalete adquirido por el príncipe Carlos para Camilla Parker Bowles.
Varios millones de espectadores se alinearon a lo largo del trayecto de Diana desde Clarence House, con 4000 policías y 2200 militares presentes para mantener el orden.
[20] Por su parte, Diana llegó en un carruaje acristalado en compañía de su padre, John Spencer, VIII conde de Spencer; la novia contó con una escolta compuesta por seis oficiales a caballo de la Policía Metropolitana,[7] llegando a la catedral a las 11:20 horas BST.
Al descender del vehículo pudieron apreciarse arrugas tanto en la falda como en la cola, debiendo Diana aguardar en la entrada de la catedral mientras su vestido era arreglado.
[31] Otros representantes eclesiásticos que pronunciaron oraciones tras el servicio religioso fueron un antiguo arzobispo de Canterbury, Donald Coggan, el cardenal Basil Hume, y los reverendos Andrew Doig y Harry Williams.
[32] Sumado a lo anterior, la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa interpretó «Let The Bright Seraphim», de la obra de Georg Friedrich Händel Sansón.
Diana escogió la esencia floral Quelques Fleurs, la cual poseía «toques de nardo, jazmín y rosa»[38] (se afirma que la princesa manchó una parte del vestido al derramar accidentalmente unas gotas del perfume, cubriendo la mancha con una mano durante la ceremonia).
[19] Todos los gobernadores generales de la Commonwealth y los monarcas europeos reinantes asistieron al enlace, a excepción del rey Juan Carlos I de España y la reina Sofía de Grecia (el Gobierno español aconsejó al monarca no asistir debido a que estaba programado que la pareja hiciese escala en Gibraltar durante la luna de miel).
[20] A su vez, Spike Milligan y Harry Secombe se encontraban entre los artistas invitados por el príncipe Carlos.
[46] Carlos y Diana hicieron la tradicional aparición en el balcón a las 13:10 horas BST, donde ambos se dieron un beso que causó sensación entre la multitud congregada a las puertas del palacio,[2][7] dando inicio a la tradición de que los novios se besen en el balcón después de la ceremonia religiosa.
[48] Respecto a los demás pasteles, uno de ellos fue elaborado por el chef belga S. G. Sender, conocido como el «pastelero de los reyes»,[49] mientras que otro fue creado por Nicholas Lodge, quien previamente había elaborado la tarta por el 80.º aniversario de la reina madre y sería contratado años después para preparar un pastel con motivo del bautizo del príncipe Enrique.
[27] Varias fiestas fueron celebradas en diferentes lugares del país con el fin de festejar el evento:[52][53][54] el mismo día de la boda se dispusieron fuegos artificiales por la noche a lo largo de Hyde Park y 100 balizas fueron encendidas en todo el país para celebrar el enlace,[20] mientras que el poeta laureado John Betjeman publicó un poema en honor a la pareja,[52] si bien la boda no fue universalmente aceptada; un grupo de personas abandonó Londres para dirigirse a Francia e Irlanda en señal de protesta por el enlace, mientras que algunos individuos dejaron volar globos de color negro sobre la capital británica durante la procesión nupcial.
Ambos viajaron a Broadlands, donde los padres del príncipe habían pasado su noche de bodas en 1947,[42] quedándose allí tres días,[42] tras lo cual volaron a Gibraltar y abordaron el yate real HMY Britannia para un crucero de once días por el Mediterráneo (visitaron Túnez, Cerdeña, Grecia y Egipto).