Bibliodiversidad

La diversidad no se reduce a que haya un gran número de títulos publicados, debe apreciarse desde varias dimensiones: que haya variedad, es decir gran número de títulos ofrecidos; que haya diferencia entre ellos –a mayor diferencia entre los contenidos mayor la diversidad de expresiones culturales representada, y por lo tanto menos uniformización– y que exista un equilibrio (particular a cada sociedad y época) entre esas expresiones, de modo que aun las minoritarias puedan manifestarse.

[4]​ Si bien el origen del término bibliodiversidad no se conoce con certeza, lo que es incuestionable es que esta noción se utilizó por primera vez en lengua castellana hacia fines de los años 90.

La AIEI permitió que esta expresión adoptara una dimensión internacional y se difundiera rápidamente en las áreas de habla castellana y francesa; sin embargo el término bibliodiversity[8]​ se utiliza aun en forma marginal en el mundo anglófono y su versión en lengua árabe comporta complicaciones lingüísticas que dificultan traducirla en una sola palabra.

Esta es una característica general de las editoriales independientes, las más de las veces pequeñas o medianas empresas, casi siempre comprometidas cultural y socialmente con el medio en el que están insertas.

Estar comprometidos con la realidad en que se vive implica interactuar –en este caso como editores– con ella.