Bestiario (libro)

[4]​ Al respecto, dijo: «Yo escribí esos cuentos sintiendo síntomas neuróticos que me molestaban».

Este inconveniente es descrito con detalle y el personaje lo considera tan natural que incluso tiene un espacio con alimentos para los conejitos en su balcón.

Él accede y la segunda tarde del viaje, Alina sale a caminar sola por la ciudad.

Su intuición la guía al puente sobre el Danubio donde ya la aguarda la harapienta mujer de pelo negro y lacio, la «lejana», con la que siempre ha fantaseado.

Al encontrarse frente a frente y sin saber por qué, se estrechan en un abrazo fraternal durante el cual Alina y la «lejana» cambian sus identidades para que la primera se quede en Budapest, mientras la segunda, «lindísima en su traje gris», vuelve al hotel en donde la espera Luis María, su esposo.

Agotados, empiezan a sentir los síntomas de las diferentes enfermedades que transmiten las mancuspias.

A la mañana siguiente la policía trae al Chango, junto con el caballo, pero ya es tarde: la situación es insalvable, las mancuspias mueren lentamente y ellos no pueden hacer nada.

Juntos van a ver al viudo, Mauro, quien está triste, decaído por la muerte de Celina, e intentan animarlo.

Al principio conoce a una señorita morena llamada Emma, con la que baila y bebe, logrando distraerse.

Marcelo se da cuenta de que el local le trae muchos recuerdos de Celina y ve a su amigo perdiéndose entre el humo del ambiente, buscando a la mujer que tiene un gran parecido con su difunta mujer, buscando desesperadamente las puertas del cielo.