Plantó una granja y construyó casas para los que por una u otra razón debían establecerse allí.
Con la muerte en 1862 del sacerdote José María Berástegui, tomaron posesión de la hacienda, como propietarios, sus hijos.
Desde entonces y durante muchos años, mientras existió, la llamaron, más comúnmente, "La Casa Burgos".
Hacia 1870, la casa Burgos comenzó la siembra de caña de azúcar y, en 1872, con maquinaria especialmente importada, se producía en Berástegui azúcar centrifugado, iniciando la incipiente industria azucarera en la costa atlántica.
Ya que, 5 años después, en 1877, se fundó otra fábrica de azúcar en María La Baja, sobre el canal del Dique.
A principios del año 1929 llegó la maquinaria proveniente de Estados Unidos.
Al año siguiente, la Empresa azucarera de Berástegui comenzó a producir azúcar refinada.
Los hermanos Manuel y el general Francisco Burgos Rubio dieron inicio a la fábrica, que alcanzó a producir 10 000 bultos de azúcar blanca mensualmente, los cuales eran comercializados hacia el resto del país, Europa y Centroamérica.
Referente al proceso de inmigración que vivió el caserío durante las seis décadas en las que funcionó el ingenio, el Sr. Manuel, un habitante del pueblo entrevistado por Gudilfredo Avendaño cita: Como las casas del pueblo no alcanzaban a albergar a tanto foráneo, en los campos cañaverales de las extensas haciendas fueron construidos improvisados campamentos.
Muchos de esos cambuches pasaron a ser, años más tarde, las casas que en la actualidad conforman el pueblo.
Sin embargo, «los infelices años 30» (nombre que los historiadores del siglo XX dan a «La Gran Depresión»), junto con deudas adquiridas con firmas americanas.
El 27 de junio de 1947 muere el general Francisco Burgos en la más completa ruina, ya que su capital y gran parte del patrimonio lo invirtió en la empresa azucarera y esta fracasó.
[13] Cuenta su hijo Remberto Burgos Puche en su libro El general Burgos,[14] referente a su sepelio que: […] Su cadáver lo llevaron en hombros, a Ciénaga de Oro (donde fue enterrado), trabajadores del Central Berástegui, por la carretera, ya en construcción, y que fue uno de sus grandes ideales, que comunicaría el valle del Sinú con toda la república.
Este cerro es caracterizado por poseer abundante vegetación nativa de la zona.
[18] Con base en los datos del mismo censo, su población, de acuerdo a su edad, se distribuye de la siguiente forma: Actualmente el corregimiento cuenta con dos instituciones educativas: la Institución Educativa José María Berástegui[19] y la Institución Educativa San Francisco de Asís[20] "Fe y Alegría" ambas de carácter estatal, abarcando los niveles educativos preescolar, básica primaria, básica secundaria y media vocacional.
La cocina del corregimiento, se fundamenta en la gastronomía cordobesa, especialmente la de los valles del sinú, la cual se caracteriza por ser una fusión de la culinaria indígena Zenú con la española, africana, antioqueña y sirio-libanesa,[33] la cual emplea ingredientes como el maíz, la yuca, la berenjena, el arroz y otros provenientes de la cultura árabe como las almendras y el ñame.
Sin embargo, es la impresión sinuana y los pequeños detalles los que hacen la diferencia en cada comida.