Allí sus actuaciones le ayudaron a convertirse en una figura de culto en la escena musical y artística.
[13][1] Habiendo sufrido abusos en su escuela, se convirtió en un niño travieso, aunque su rebeldía era poco convencional.
Le atraían especialmente la literatura, se interesó por obras como la Biblia y la poesía, en particular los trabajos de William Blake, T.S.
Podía faltar a la escuela para pasar todo el día en la biblioteca, escogiendo libros de los estantes al azar.
[14][15] Joseph compró un piano cuando Clementine tenía 11 años y le permitía tocarlo cuando terminaba su práctica diaria.
Finalmente se trasladó a un hostal en Montmartre, donde pagaba 20 euros por una habitación compartida por diez hombres en literas, prefiriendo las camas bajas para esconder sus pertenencias debajo.