Estudió medicina, pero se matriculó, en 1901, en la famosa escuela del Teatro Real de Copenhague.
Regresó en 1912 a su trabajo como actor en la ya pujante industria del cine danés.
Cada vez más interesado por cine, Christensen pasó a la dirección de películas.
Tuvo éxito también y el propio Dreyer diría en 1922 que supusieron un extraordinario progreso, pese a ser precario aún.
Pero supone un capítulo importante en el momento de explosión del cine danés.