Allí se encuentra la fábrica de paños Bellavista Oveja Tomé, a orillas del río y la playa homónimas.
Sin duda, la experiencia adquirida por Werner en su paso laboral por las salitreras, influyó de gran manera en el proceso que llevó a cabo en Bellavista.
También se construyó un barrio exclusivo para los empleados con jefaturas los cuales eran mayoritariamente de origen alemán, éste barrio fue llamado Los Cerezos; además de las ya nombradas se construyó la población Las Juntas destinada a obreros.
Estas casas no tenían servicio de alcantarillado ni electricidad en sus inicios.
Lo cierto es que su inauguración se presentó como un recuerdo destinado a preservar la memoria de Edith.
Ella residió un tiempo en Tomé para luego trasladarse a una casona ubicada en la ciudad de Viña del Mar, en la céntrica calle Viana.
La familia Yarur controlaba casi la totalidad de la industria textil de baja y mediana calidad con: Caupolicán Chiguayante, Caupolicán Renca, Textil Progreso, La FIAP, entre otras; por lo que quisieron controlar aún más el mercado con la Fábrica Bellavista, ya que ésta era la de mejor calidad a nivel nacional.
Allí, el empresario haciendo alusión a la industria y a la comunidad, acuñó la frase: "Bellavista, República Independiente", por la diferenciación social que siempre han sentido los habitantes del sector, con respecto al resto de Tomé.
Las condiciones laborales no eran las que los trabajadores estaban acostumbrados a tener, se formaron varias huelgas al interior de la fábrica, organizadas por los sindicatos, donde evidenciaban la situación laboral en la que estaban viviendo.
La Escuela Bellavista y La Parroquia Cristo Rey fueron los principales edificios que sufrieron serios daños en sus estructuras, siendo esta última la más afectada.