Luego, el conde entra borracho en la habitación de Beatrix y la viola.
Ante la atrocidad, su hermano Bernardo se esconde y Lucrecia queda paralizada del horror.
Beatrix, que desde entonces vive como una prisionera en su propio castillo, contrata a dos asesinos para la tarea, Olimpio y Marzio.
Sin embargo, meses más tarde, Orsino anuncia que el cuerpo del conde ha sido descubierto.
Antes de ser ejecutada en el cadalso proclama: "Temo ir al infierno porque allí encontrare a mi padre".