Enseguida se quedó huérfana de ambos padres, y se educó con los parientes maternos en Istria, sufriendo grandes miserias afectivas por la hostilidad de su familia materna a la paterna; lo combatió refugiándose en la lectura y a los nueve años ya conocía las obras de los más importantes escritores románticos alemanes e italianos y había encontrado una especial afinidad con Giacomo Leopardi.
La familia de su marido no la persiguió legalmente, aunque podía, y prefirió silenciar el abandono.
Conoció luego a Giuseppe Levi, perteneciente a la aristocracia judía, y con él tuvo cuatro hijas, Noemi, Gilda, Clotilde y Giuseppina, futura escritora bajo el pseudónimo de Ginevra Speraz, constituyendo una familia ilícita, pues aún se hallaba vivo su marido legal.
Pero Giuseppe Levi falleció súblitamente dejando a su mujer sin ingresos regulares, con cuatro hijas y en un estado de suma depresión, de la que salió trasladándose a Milán, donde permaneció desde 1876, año en que publicó su primer relato, Cesare.
Beatrice Speraz falleció en 1923 y está enterrada en el Cementerio Mayor de Milán.