Consideradas mártires, son veneradas como beatas en la Iglesia católica.
Después, trabajó en el colegio de Mataró.
Trabajó en Olot y Santa Coloma de Farnés como educadora.
Al estallar la guerra civil española, las tres hermanas recibieron la orden de dejar las comunidades y fueron a la casa solariega de Riudarenas.
No obstante, fueron secuestradas por milicianos el 27 de septiembre de 1936 y ejecutadas la madrugada del mismo día en el bosque de los Hostalets tras sufrir varias violaciones.