Su plan consistía en remontar el valle del río Hudson desde Montreal, donde se hallaban reunidas sus columnas, subiendo a lo largo de este camino fluvial con el apoyo de las tropas británicas asentadas en Nueva York.
Reagrupando a las tropas en un único ejército contra George Washington, la victoria británica parecía un hecho.
Finalmente quedó aislado en Nueva Inglaterra, con graves problemas de abastecimiento y cercado por un ejército muy superior en número.
El 17 de octubre tuvo que rendirse al comandante estadounidense Horatio Gates y fue hecho prisionero junto a su ejército hasta que se firmó la paz.
Las armas usadas fueron principalmente mosquetes y más tarde, ya casi acabada la batalla, se empezaron a usar fusiles de corto alcance.