Sólo unos pocos pasajes breves de las fuentes bizantinas (Romana, Jordanes, la crónica del Conde Marcelino y el Cronicón pascual) están disponibles.
Desde Marcianopolis partió el magíster utriusque militiae Arnegisclus[2] comandando más de 20 legiones, tropas de Tracia, del Ilírico y las Praesentiales imperiales, para interceptar y destruir a los hunos.
Por un lado, los hunos tuvieron unas pérdidas colosales y ya no serían capaces de invadir la parte Occidental del Imperio hasta pasados 4 años y con muchos menos efectivos.
Para los romanos orientales la derrota en Utus fue dramática, literalmente se quedaron sin ejército.
No había nada entre los hunos y la capital romana oriental que pudiese frenar a Atila.
Empezó a extenderse el pánico entre la población romana de Constantinopla, pues sabían que los exploradores de Atila habían visto como la capital se había quedado sin defensas.
Atila, comprendiendo que no podría tomar jamás Constantinopla, dirigió su ejército mucho más mermado hacia Occidente.