Marciano (emperador)

Tras su muerte, Aspar ignoró al yerno de Marciano, Antemio, e hizo que un comandante militar, León I, fuera elegido emperador.

Su padre sirvió en el ejército y de joven Marciano se alistó en Filipópolis (Tracia).

Evagrio Escolástico, Procopio de Cesarea y autores posteriores relatan una historia probablemente falsa en la que Marciano, mientras estaba en cautiverio, conoció al rey vándalo Genserico, quien predijo que acabaría convirtiéndose en emperador.

Ante la debilidad del imperio oriental, los hunos doblaron su demanda, exigiendo 320 kg de oro por año, lo que Teodosio aceptó.

[2]​[17]​ Al ser coronado tomó el nombre regnal de Imperator Caesar Flavius Marcianus Augustus.

[18]​ Su nombramiento dio lugar a grandes cambios en la política del Imperio romano de Oriente.

El eunuco Crisafio, spatharios (guardia de las cámaras imperiales) que había ejercido una gran influencia con Teodosio, fue asesinado o ejecutado; tanto Pulqueria como Zenón se oponían a la influencia de Crisafio, lo que pudo haber motivado la acción del recién nombrado emperador.

[6]​ Flavio Aecio, comandante supremo del ejército romano occidental como Comes et Magister Utriusque Militiae, organizó la defensa y convocó a visigodos, francos, burgundios, alanos, sajones, armóricos celtas y otros grupos tribales que sumaban unos 60 000 hombres para que le ayudaran.

[23]​ A pesar del botín obtenido al capturar Aquilea, Milán y otras ciudades, Atila pronto se vio en una situación precaria, debido a las acciones emprendidas tanto por la Roma oriental como por la occidental.

Tras su regreso amenazó con invadir el Imperio oriental la primavera siguiente y conquistarlo por completo.

[23]​[24]​ Marciano y Aspar ignoraron sus amenazas al considerar, basándose en los tratados rotos anteriormente por Atila, que no podía ser disuadido permanentemente ni siquiera con toneladas de oro, considerando que el oro se gastaría mejor en la formación de ejércitos, no reprimiendo amenazas.

[25]​ Esta fragmentación permitió al Imperio oriental reanudar su política de enfrentar a los bárbaros entre sí, para evitar que una tribu se volviera demasiado poderosa; es casi seguro que el rey gépido Ardarico llegó a un acuerdo con Marciano.

Los sucesores de Marciano concederían el estatus de foederati a numerosos pueblos cediéndoles tierras en las provincias europeas recuperadas: los rugios en la Tracia oriental, los esciros en la Mesia Inferior y Escitia, los gépidos en Dacia.

Las tribus generalmente mantenían el poder de los demás bajo control sin la intervención romana; también podían ser inducidos a servir al imperio contra sus enemigos por medio de regalos, subsidios y tratados.

El Concilio de Calcedonia tuvo lugar en octubre del 451 y asistieron unos 500 obispos, la mayoría de ellos romanos orientales, aunque también asistieron dos obispos africanos y dos legados papales enviados por León I.

[32]​[35]​[36]​ El concilio condenó el Segundo concilio de Éfeso y acordó que Jesús tenía una naturaleza divina (physis) y una naturaleza humana, unidas en una persona (hipóstasis) «sin confusión, cambio, división o separación».

Marciano consiguió revertir esta situación no imponiendo nuevos impuestos, sino recortando los gastos.

[2]​ También derogó parcialmente una ley sobre el matrimonio promulgada por Constantino I, que decretaba que un hombre con estatus senatorial no podía casarse con una esclava, liberta, actriz o mujer sin estatus social (humilis), que había sido establecida en un intento de preservar la pureza de la clase senatorial; Marciano modificó esta disposición declarando que la ley no debía excluir a una mujer de buen carácter, independientemente de su estatus social o riqueza.

Cuando los Verdes reaccionaron enojados por su apoyo, Marco los reprobó, prohibiendo a cualquiera de ellos ocupar un cargo público durante tres años.

Teodosio la recibió favorablemente, pero todos los planes se vieron interrumpidos por su muerte y la llegada al trono de Marciano,[59]​[60]​ ya que fue aconsejado por el diplomático Anatolio y el patricio Florencio para no enfrentarse a los sasánidas, al considerar que esto requeriría una gran cantidad de los recursos militares del Imperio romano Oriental, por lo que el emperador decidió no ayudarlos.

[64]​ En 455 Marciano prohibió la exportación a las tribus bárbaras de armas y las herramientas utilizadas para fabricarlas.

[69]​ El cronista hispanorromano Hidacio indica que Marciano puso tropas romanoorientales a disposición de Valentiniano para repeler a los hunos, indicando solo que estaban conducidas por un hombre llamado Aecio, lo que puede ser simplemente una confusión entre la campaña de Aecio contra Atila y la de Marciano contra los hunos en el Danubio.

[71]​ Marciano evitó involucrarse en los asuntos del Imperio romano de Occidente siempre que le fue posible.

[2]​ Un relato cuenta que Marciano, cuando se encontraba cautivo de los vándalos en su juventud, un águila le hizo sombra mientras los otros prisioneros sufrían el intenso sol; en el mismo relato, el rey vándalo Genserico predijo que Marciano llegaría a ser emperador y que, a cambio de ser liberado, hizo prometer a Marciano que no atacaría a los vándalos si se convertía en emperador.

Por esta época, Marciano hizo las paces con Lázica, lo que le permitiría dirigir su atención a otros asuntos.

El historiador romano Hidacio afirma que en 455 Avito envió embajadores ante Marciano «en aras de la unanimidad de poder» y que «Marciano y Avito hacen uso del poder romano en concordia».

La utilización de la palabra «concordia» (concordĭa en el latín original) ha generado un debate entre los estudiosos.

[82]​ Dejó el Imperio Oriental con siete millones de sólidos en su tesorería, un gran logro considerando la ruina económica infligida por los hunos, tanto por la guerra como por los cuantiosos tributos que se les entregaron bajo el reinado de Teodosio.

Una fuente posterior afirma que el Senado romano oriental se ofreció a elegir al propio Aspar, pero él se negó con el críptico comentario: «Temo que se inicie conmigo una tradición de gobernar», posiblemente haciendo referencia al hecho de que era arriano,[80]​[15]​ o bien por su ascendencia alana.

El historiador bizantino del siglo XII Juan Zonaras señala que Justino II reconstruyó una construcción más antigua, que algunos historiadores identifican como el Chrysotriklinos del emperador Justiniano.

Mapa de Europa en 451 d. C. que muestra la Confederación huna bajo Atila y el Imperio romano en púrpura
Cuarto concilio ecuménico de Calcedonia (1876), pintura de Vasili Súrikov